sábado, 29 de noviembre de 2014

El comienzo del viaje.

Podo gran viaje empieza con unos primeros pasos.
Con esta premisa, empieza la aventura de Telecus Moscagua. Con la intención de salvar, o al menos, apoyar a Inés Luz, Telecus comienza su viaje iniciático caminando para salir de su casa, de su pueblo natal, y en definitiva, de la vida que deja atrás.
Así, Telecus pasa por lugares que nunca antes fueron vistos por sus ojos. Pastos inmensos, bosques enormes, puentes descomunales, viejos indicadores del camino. Telecus Moscagua descubre que su mundo es mucho más complejo y grande de lo que jamás se había imaginado.
Pero el asombro que experimenta a lo largo del camino no le prepara para la visión de su línea de meta; el Castillal, la capital del arzobispado, cuya grandiosidad es magnificada por la luz de la puesta del sol.



No obstante, Telecus pronto descubriría que hay todo un universo por encima de las oscuras nubes de su mundo.

viernes, 28 de noviembre de 2014

Sobre las malditas guerras.

En toda historia épica, suele haber una guerra, También es el caso de El Heraldo del Caos, rn donde se cuentan los últimos meses de la guerra entre la Neo Alianza y la Antigua Alianza.
A la hora de escribir sobre una guerra, suele ser muy cómodo recurrir a definir dos bandos; el de los buenos, y el de los malos. Sería como en Star Wars o El Señor de los Anillos, donde se distingue bastante bien quienes son los buenos y quienes son los malos.
Sin embargo, debido a mi memoria histórica, he decidido darle una vuelta de tuerca a este concepto tan típico de la fantasía heroica, pues porque da mayor juego a la historia además de hacerla más creíble.
En un principio, se supone que el bando de los buenos es el de la Neo Alianza, porque al fin y al cabo, ellos fueron a los que salvaron a Inés de morir en esa maldita hoguera. Además, Telecus Moscagua, al verse encerrado en la Titanus IV, tampoco tiene mucho elección a la hora de elegir bando.
No obstante, Telecus se va dando cuenta de la gravedad de la situación después de participar en su primera batalla espacial, donde la Titanus IV tuvo que socorrer a una nave de mercancías que fue abordada por unos piratas que pertenecían a la Antigua Alianza.


Más que cualquier golpe del enemigo, a Telecus le duele descubrir cual era la mercancía que los piratas se esforzaron por robar; comida. Simplemente, comida.
Es a partir de esta revelación cuando Telecus se da cuenta de que no participa en una guerra de buenos contra malos. La guerra entre las dos alianzas se parece más a la última guerra civil Española, en donde se enfrentaba un bando de malos contra otro de peores (y que cada cuál defina estos dos bandos).
En mi obra, uso la guerra al igual que una catástrofe natural, que es capaz de sacar de las personas lo mejor y lo peor de la naturaleza humana. Y de paso, encierro a Telecus en un terrible dilema, de si debe seguir con la Neo Alianza, que se pueden permitir el lujo de ser bondadosos al poseer la tecnología más avanzada de todo el sistema planetario, o si debe ayudar a la Antigua Alianza, donde sus míseras vidas les reducen a animales infrahumanos.

domingo, 23 de noviembre de 2014

No se viaja sin amigos.

Como buen héroe tolkeniano que es, Telecus Moscagua no puede hacer solo su viaje épico. Necesita aliados, amigos, que le ayudarán a crecer, a desarrollarse, a ser el Heraldo del Caos.
En este caso, los aliados de nuestro aprendiz de héroe con los Intrépidos de Satrwak, que además, son los mismos que rescataron a Inés de morir en esa maldita hoguera.


Los Intrépidos están comandados por la teniente Dana Starwak, que a su vez, es una de las sobrinas del padre de Inés. Este grupo me resultó ser muy útil, porque además de servir de apoyo a Telecus, también representan una muestra de la población de la Neo Alianza, la civilización de donde viene el padre de Telecus; una civilización habitada por humanos que tienen a seres mejorados genéticamente en su árbol genealógico.
Así pues tenemos a guerreros peligrosos, representado por Walda Katt, la gata humana, y el sargento Lor Wak, que es el grandullón del fondo. Hay, seres que fueron diseñados para el amor (léase, sexo), como es el caso de Zorta Tan, la mujer del pelo violeta. Y también hay seres que fueron modificados para hacer grandes actividades intelectivas, y por este mismo motivo, se les a sustituido la hemoglobina de la sangre por clorofila. De ahí que Abela Chip tenga la piel verde.
Y también están los mestizos entre las tres razas descritas, como es el caso de la propia Starwak, y de Gork Doom, por cuya sangre recorre los genes de las mencionadas tres razas.

sábado, 22 de noviembre de 2014

Conoce a Inés Luz

En toda gran historia que se precie, siempre tiene que haber una chica, y en este caso, Inés Luz es el principal motivo por el que Telecus Moscagua se embarca en el gran viaje que le convierte en el Heraldo del Caos.


En esta ilustración se muestra la evolución de este personaje a lo largo de la novela, porque Inés, al igual que Telecus va cambiando, mejorando, haciéndose más fuerte, para llegar a ser el mejor aliado del Heraldo del Caos.
En un principio, Inés es una humilde curandera, una niña que ha heredado los conocimientos científicos de su madre (que a su vez, fueron transmitidos por el padre biológico de Inés), y que los usa para mejorar las vidas de sus vecinos y allegados. Gracias a Inés, la gente se recupera antes de las enfermedades, las plagas que amenazan las cosechas son repelidas, y además, las mujeres dejaron de morir al dar a luz.
Sin embargo, Inés guarda un secreto, que cubre con el maquillaje que se tapa la cara; posee unas marcas pigmentarias que delatan su pasado "extranjero", y una vez que son descubiertas, esa gente que antes estaba tan agradecida por sus cuidados, la condena directamente a morir en la hoguera.
Más tarde, Inés es rescatada de ser quemada viva por un escuadrón de militares que fue enviado por su padre. Sin embargo, su cuerpo quedó cubierto por quemaduras muy graves, por lo que quedó desfigurada, y tuvo que ser tratada con la avanzada tecnología médica de la nave de su padre.
Una vez (físicamente) recuperada, Inés es instruida para ser soldado, y así, luchar al lado de sus rescatadores y de su padre.
Y al final, será la compañera más fiel del Heraldo del Caos.

viernes, 21 de noviembre de 2014

A dos pasos del infierno.

A la hora de enfrentarse a una obra, aparte de ponerles nombres a los personajes, hay una cosa que pone de nervios al autor; ¡¿Cómo lo titulo?!
En el caso de El Heraldo del Caos, en un principio, escribí sin ponerle título alguno. Esta denominación surgió por si sola en mitad del relato. El Heraldo del Caos es el alias con el que Telecus Moscagua termina por ser bautizado por sus enemigos.


Y es que yo trabajo así, empiezo queriendo contar una historia de desamor adolescente que deriva en un relato de heroísmo épico, y termino por contar al lector nociones básicas sobre la Teoría del Caos y comento algunas hipótesis científicas recientes sobre la percepción y desarrollo del universo.
Sin embargo, cuando al final decidí partir esta obra en tres partes, y me vi en la tesitura de poner más títulos, la cosa fue más sencilla, pues cada una de ellas fue inspirada por tres temas de Two Steps From Hell (TSFH).


Así pues, para Amor y Pérdida (que por cierto, es uno de los títulos menos originales del mercado), me inspiré en Love and Loss.



Para El Nacimiento de un Héroe (que cuenta, claro está, cómo Telecus se convierte en el Heraldo del Caos, me inspiré en Birth of a Hero.



Y para Hijos de la Guerra (en donde se cuenta la batalla final correspondiente a toda aventura épica), en Sons of War.



Y ahora, que ya tenéis una idea de cómo es mi libro, os animo a que lo compréis.

sábado, 15 de noviembre de 2014

¿Qué es un héroe tolkeniano?

En mi anterior entrada, mencioné que el protagonista de "El Heraldo del Caos" es un héroe tolkeniano. Pero, ¿qué es un héroe tolkeniano?
Para empezar este bonito palabro es un derivado de "Tolkien", y por lo tanto, es una referencia a este autor, y a los personajes principales de sus obras.
Pero que la palabra "héroe" no nos lleve a error. No me estoy refiriendo a seres con poderes o habilidades especiales, como Legolas, Gandalf o Aragorn. Me estoy refiriendo a los hobbits, esas personitas pacíficas, de las cuales, nadie esperaba que fueran capaces de llevar a cabo grandes hazañas.
Porque, ¿quién iba a imaginar que Bilbo Bolson sería capaz de llegar a la Motaña Solitaria (en el libro, casi por sus propios méritos), y allí, entablar una conversación picaresca con el malvado Smagu? ¿O quién iba a suponer que Frodo podría soportar el peso del Anillo Único hasta el Monte del Destino? ¿O que Merry podría convencer a los Ents a que fueran a la guerra, y más tarde, participar en otra gran batalla? ¿O que Pimpin fuera capaz de evitar la muerte de Faramir? Y no hablemos de Sam Ganyi, un humilde jardinero que de pronto tiene que pelear contra arañas gigantes y algún que otro orco asustado.


Porque así son los verdaderos héroes, personas sencillas y humildes, que se ven envueltos en situaciones que les obliga a sacar a la luz el valiente que hay en ellos.
Así también es Telecus Moscagua, que ni siquiera era ni granjero ni jardinero. Se dedicaba a realizar el trabajo más ingrato de su pueblo, el procesamiento de estiércol, con todo lo que ello provocaba. Y que todo su mundo cambiaría al conocer a Inés Luz. Telecus experimentó un amor tan fuerte por ella, que llegó a conformarse con que ella fuera feliz, a pesar del mal de amores que sufría al irse Inés con otro...
Sin embargo, cuando Inés es acusada de brujería, y condenada de antemano a morir en la hoguera, Telecus no duda iniciar un gran viaje que cambiará para siempre su concepción del universo.

viernes, 14 de noviembre de 2014

El origen de las ideas.

Es curioso cómo funciona la mente de un escritor.
Hacía tiempo que una imagen se repetía en mi mente, una escena de cuando pretendía ser dibujante de cómics, La chica quemada viva en la hoguera, acusada de brujería, cuando de repente, un objeto, una nave espacial, aparece sobre ella para rescatarla. Y allí donde la hereje debería morir, es dónde empieza una gran aventura de proporciones cósmicas.


En esa época, en la que luché por ser dibujante de cómics, imaginé cómo sería la vida de esta chica fuera de la Tierra en dónde todavía reinaban las tinieblas de la Edad Media. Descubriría es medio marciana, y partiría con su padre a Marte, para hacer frente a un conflicto mucho mayor, que terminaría por destruir el planeta rojo, dejándolo con la actual estampa de destrucción...
Sin embargo, deseché esa idea por un motivo práctico; no disponía de suficientes hojas para contar en formato cómic una historia tan larga, y además, ya me estaba empezando a cansar de dibujar sin sacar provecho alguno.
Por lo tanto, esta imagen fue enterrada en mi mente, condenada al olvido...
Así que cuando me aventuré a la carrera de escritor, un buen día hice realidad un sueño; escribir sobre las aventuras de un héroe tolkeniano. Rompiendo mi costumbre del protagonista femenino, empecé a construir la historia de un chaval mísero, pobre y desgraciado, un completo Don Nadie, cuya vida cambiaría al conocer a una chica de su pueblo que no tardaría en ser acusada de brujería.
Fue entonces cuando esta imagen volvió con fuerza, integrándola en esta nueva historia, Pues es a partir de aquí cuando mi novela de "El Heraldo del Caos" empieza de verdad. Telecus Moscagua, nuestro héroe tolkeniano, e Inés Luz, nuestra bruja condenada, son rescatados por extraños seres, que les llevan a vivir una gran aventura en un universo que desafía la imaginación del pobre Telecus, el cual, terminará por ser el mayor héroe de su época; el Heraldo del Caos.