jueves, 19 de marzo de 2015

Torquemada, soy tu padre!

Una vez alguien me preguntó por qué estoy tan empecinado en escribir ciencia ficción, y yo, me quedé mudo. Pero no porque yo no supiera qué contestarle, sino, porque tenía más de una respuesta posible, muchas, tantas, que no respondí porque no quería alargar tanto esa conversación.


Y esta semana, al ver el cuarto capítulo de El Ministerio del Tiempo, encontré otra de esas respuestas. Gracias a la premisa de esta serie, fui testigo de un diálogo entre Torquemada, el infame líder de la Inquisición Española, y su padre, que era un funcionario del mencionado ministerio.
Un vano intento de hacer entrar en razón a su hijo pródigo.
Y es que solamente en este género, pueden pasar estas cosas tan asombrosas. Es obvio que el verdadero Toerquemada nunca recibió un rapapolvo por parte de su padre para que abandonase ese camino tan destructivo, convirtiendo esta parte de la historia de España, en uno de los motivos más poderosos por el que me da vergüenza ser español.
Y es que la ciencia ficción es mucho más que chicas fuertes, naves espaciales, robots, alienígenas y batallas espectaculares. Es una manera más de comprender el universo, una ayuda en la búsqueda infinita de la verdad. Y lo digo yo, que gracias a Ghost in the Shell puedo entender mejor el mundo que surgió después del 11-S.
Y lo mismo sucede con El Heraldo del Caos, cuyo protagonista, al tiempo que lucha por su amada, se ve embarcado en un viaje que le llevará hasta el fin del universo...

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