sábado, 14 de marzo de 2015

Sobre xenoplanetas y supertierras.

Esta última semana llegó a mis manos el ejemplar de marzo de Investigación y Ciencia, que presentaba un interesante artículo sobre xenoplanetas y supertierras, Son planetas que se han descubierto durante los últimos años, y que muchos de ellos presentan condiciones para albergar vida orgánica. Y lo más curioso, es que se ha descubierto que estos astros candidatos para la búsqueda de vida extraterrestre, son mucho más ideales que la Tierra para sustentar seres vivos en ella. De hecho, el Sistema Solar es un sistema estelar muy particular y extraño en comparación, pues muchos de los sistemas examinados tienen más de uno de estos planetas apropiados para desarrollar formas de vida.
Habrá que desechar esa idea de que la Tierra es el único lugar de todo el cosmos capaz de presentar formas de vida.


Pero yo quería recalcar otro descubrimiento que se hizo, y es que otros astros en donde se podría desarrollar seres vivos, es en los satélites de gigantes gaseosos. Y es algo que llamó la atención, porque la acción de El Heraldo del Caos, discurre en uno de estos sistemas planetarios.
He de admitir que albergué mis dudas al desarrollar la idea del sistema planetario de Zeus, pues lo más parecido que conocía, era Júpiter y sus satélites. Supuse que si un gigante gaseoso fuera mucho más grande, también podría tener muchos más satélites orbitando alrededor de él, y además, todos estos astros pequeños podrían ser similares a la Tierra, consiguiendo así un escenario ideal para esta epopeya épica de ciencia ficción.
Además, leí que en estos sistemas, además de la energía solar, se podría usar la energía generada por las interacciones gravitatorias de los diferentes astros para desarrollar vida. Esta idea no aparece en mi novela, pero sí destaco este tipo de energía para explicar el motivo de que seis de los satélites de Zeus comparten la misma órbita.
Y otra cosa, también leí que cuantos más astros tenga un sistema planetario (o estelar), más circulares serían sus órbitas, y entonces, el holograma de la ilustración de esta entrada, no dista mucho de la realidad.
Y es que, a la hora de describir planetas nuevos, el autor de ciencia ficción no debe poner trabas a su imaginación, pues los descubrimientos de la Kepler están demostrando que este universo, cualquier cosa es posible.

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