sábado, 7 de febrero de 2015

Los robots de Isac Asimov

Si Telecus Moscagua, un ser del medievo que de pronto vive en un universo tecnológicamente avanzado, termina por convertirse en El Heraldo del Caos, fue gracias a la ayuda de Pando-9, el simpático robot con forma de oso panda que había en su camarote.
En un principio, insertar a este personaje en la trama vino dado por la influencia del manga japonés, pues en toda serie que se precie, suele haber una mascota muy mona que acompaña al héroe (y sobre todo, a la heroína) en sus aventuras. De aquí que Pando-9 llegue a participar en la primera misión que Telecus tiene que ejecutar en territorio enemigo.


Pero más adelante, el personaje cobra mayor importancia, y se convierte en algo más que un respiro cómico. Y es que Pando-9 no está solo. En este universo tecnológicamente avanzado, hay más robots, y casi todos ellos se dedican a realizar tareas tediosas o engorrosas para los seres humanos. Son esas cosas de que se mueven de fondo, que están ahí, pero que se termina por ignorar.
Así pues, en este ambiente de constante conflicto bélico, los robots siempre están ahí para proteger a los seres humanos. En efecto, estas máquinas conforman una sociedad secreta, que bajo las leyes de la robótica del maestro Isaac Asimov, tienen la misión de proteger a la humanidad.
Pero a estas leyes añadí un parámetro nuevo, estos robots son libres para elegir cumplir o no (según las circunstancias), las leyes de la robótica. Así pues, pueden autoconservarse, desobedecer una orden o dañar a un ser humano, siempre y cuando, como consecuencia de estos actos, se consiga proteger a los seres humanos.
Con lo cual, empecé a perfilar al enemigo común cuya aparición le permitirá al Heraldo del Caos unir ambas alianzas, una forma de vida artificial que nunca sigue las leyes de la robótica, y cuyo único fin, es la eliminación de toda forma de vida del universo...
Pero ya estoy contando de más...
Lean "El Heraldo del Caos".

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