miércoles, 10 de febrero de 2016

El trabajo que da ser escritor.

Como ya mencioné en otras entradas de otros blogs, esta locura de ser escritor, no es una profesión tan agraciada como aparenta.
En un principio, durante el proceso creativo, sí que resulta una experiencia gratificante. Crear a los personajes, otorgarles dones, construir sus mundos y universos, pensar en todos los peligros a los que tienen que enfrentarse... es incluso una vivencia adictiva.
Pero luego viene la parte de dar a conocer tu obra al público, y es aquí cuando la cosa se tuerce. Porque por definición, un escritor suele vivir en su pequeño microcosmos, y por consiguiente, no es consciente de cómo hay que moverse en el mundo editorial. Como mucho, tiene una visión acertada (su visión, claro está), de cómo funciona la realidad.
Y lo dice un humilde servidor, que solamente me entero de que tal título es un best seller, cuando se va a estrenar la versión cinematográfica.
Así que el escritor se ve condenado a hacer peregrinar sus manuscritos de editorial a editorial, buscando a alguien que se atreva a apostar por su obra. Aunque al final, siempre nos quedará Amazon, y la posibilidad de autopublicar estas obras incomprendidas en formato de libro electrónico.


Sin embargo, todo le llega al que sabe esperar. Fue el caso de "El Heraldo del Caos", y ese (milagroso) mensaje de Ediciones Atlantis.
Porque como ya he contado en anteriores entradas de este blog, por fin he conseguido que publiquen uno de mis libros en formato tradicional de papel. Por fin, mucha gente se va a entretener con las aventuras de Telecus Moscagua.
No obstante, después de la presentación del libro, la editorial me encomendó una nueva tarea, para poder difundir la existencia de esta novedosa oferta de aventuras. Tengo la misión de buscar librerías en mi provincia para organizar sesiones de firmas de libros.
Así que de pronto, me vi condenado (¡otra vez!) a peregrinar de librería a librería, buscando a algún dueño que quisiera apostar por mi novela.
Pero contra todo pronóstico, esta tarea resultó ser mucha más sencilla de lo que esperaba. Porque por primera vez en mi vida, estoy vendiendo algo sólido. El libro está ahí, tiene presencia física, y llevar un ejemplar bajo el brazo, me ayuda a convencer a los dueños de las librerías para que accedan a organizar firmas de libros.
Sin ir más lejos, ya hay una sesión programada para el próximo 26 de febrero, a las 19:00, en la librería Follas Novas. Y estoy pensado en concertar otras dos sesiones en otras dos sendas librerías, para marzo y abril. Y además, puede que haga otras sesiones más, en Melide, o en A Coruña, o puede que incluso, en Vigo.
Porque es cierto lo que se dice. Lo más difícil de ser escritor, es encontrar una editorial que se atreva a apostar por tu obra. Una vez publicado el libro, tu camino para encontrar nuevos lectores, se vuelve más sencillo, aunque siga siendo cuesta arriba.

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