viernes, 2 de enero de 2015

Los cielos nublados.

En realidad, El Fragal, el pueblo en donde se crió Telecus Moscagua, se parece mucho a Galicia. Es un lugar en donde todo el mundo se conoce, y siempre hay alguien que ofrece su ayuda. Sin embargo, se vive tan bien en Galicia, que la gente tiende a acomodarse y a cerrar cualquier perspectiva de cambio o exploración.


De aquí que Telecus crezca bajo un cielo permanentemente encapotado, una capa de nubes que le oculta a él y a su gente la realidad cosmológica del mundo en el que vive, que a su vez, es una metáfora de la ignorancia que impera en su sociedad, una ignorancia preservada por sus fuertes convicciones religiosas e históricas.
Y es el amor que Telecus siente por Inés lo que le empuja y anima a dispersar los cielos nublados de su mente. Es su primera gran transformación, imprescindible para que continúe con una serie de cambios, que terminarán por convertirle en El Heraldo del Caos.

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