En toda historia épica, suele haber una guerra, También es el caso de El Heraldo del Caos, rn donde se cuentan los últimos meses de la guerra entre la Neo Alianza y la Antigua Alianza.
A la hora de escribir sobre una guerra, suele ser muy cómodo recurrir a definir dos bandos; el de los buenos, y el de los malos. Sería como en Star Wars o El Señor de los Anillos, donde se distingue bastante bien quienes son los buenos y quienes son los malos.
Sin embargo, debido a mi memoria histórica, he decidido darle una vuelta de tuerca a este concepto tan típico de la fantasía heroica, pues porque da mayor juego a la historia además de hacerla más creíble.
En un principio, se supone que el bando de los buenos es el de la Neo Alianza, porque al fin y al cabo, ellos fueron a los que salvaron a Inés de morir en esa maldita hoguera. Además, Telecus Moscagua, al verse encerrado en la Titanus IV, tampoco tiene mucho elección a la hora de elegir bando.
No obstante, Telecus se va dando cuenta de la gravedad de la situación después de participar en su primera batalla espacial, donde la Titanus IV tuvo que socorrer a una nave de mercancías que fue abordada por unos piratas que pertenecían a la Antigua Alianza.
Más que cualquier golpe del enemigo, a Telecus le duele descubrir cual era la mercancía que los piratas se esforzaron por robar; comida. Simplemente, comida.
Es a partir de esta revelación cuando Telecus se da cuenta de que no participa en una guerra de buenos contra malos. La guerra entre las dos alianzas se parece más a la última guerra civil Española, en donde se enfrentaba un bando de malos contra otro de peores (y que cada cuál defina estos dos bandos).
En mi obra, uso la guerra al igual que una catástrofe natural, que es capaz de sacar de las personas lo mejor y lo peor de la naturaleza humana. Y de paso, encierro a Telecus en un terrible dilema, de si debe seguir con la Neo Alianza, que se pueden permitir el lujo de ser bondadosos al poseer la tecnología más avanzada de todo el sistema planetario, o si debe ayudar a la Antigua Alianza, donde sus míseras vidas les reducen a animales infrahumanos.
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